COMPAÑERAS TRABAJADORAS, OS LLAMAMOS PARA COMBATIR CON NOSOTRAS LA VIOLENCIA DEL SISTEMA
El feminismo es un impertinente –como lo llama la Real Academia Española a todo aquello que molesta de palabra o de obra –. Es muy fácil hacer la prueba. Basta con mencionarlo. Se dice feminismo y cual palabra mágica, inmediatamente, nuestros interlocutores tuercen el gesto, muestran desagrado, se ponen a la defensiva o, directamente, comienza la refriega. ¿Por qué? Porque el feminismo cuestiona el orden establecido (…). En estos términos se expresa la escritora Nuria Varela en su libro sobre Feminismo para principiantes.
Esta autora define el feminismo como un discurso político basado en la justicia. El feminismo se articula como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento social.
Desde el Colectivo de la Ribera entendemos que es muy necesario reflexionar sobre la desigualdad de nuestras compañeras trabajadoras desde una perspectiva feminista y de clase.
Es fácil encontrar en los medios de comunicación discursos burgueses que utilizan el feminismo para ocultar el conflicto capital – trabajo. La pregunta que debemos hacernos es ¿cómo se articulan esos discursos? Basta con construir una supuesta identidad común, “la identidad de las mujeres”, al margen de la cuestión de clase, es decir, basta con insistir en la falsa idea de que todas las mujeres son iguales por el hecho de ser mujeres.
Al igual que el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, “no ve rojos y azules, solo ve españoles, no ve trabajadores y empresarios, solo ve españoles”, podríamos decir que la idea supuestamente feminista que se nos trasmite desde una perspectiva burguesa a través de los medios de comunicación “no distingue entre banqueras y desahuciadas, solo ve mujeres”.
Según este discurso burgués (que no feminista), Ana Patricia Botín, hija de Emilio Botín, y una trabajadora, que va a ser desahuciada por no poder hacer frente al pago de su hipoteca, serían iguales porque ambas compartirían una identidad común: ser mujeres. Solo bajo esta absurda lógica puede admitirse que la reina hiciera huelga el día 8 de marzo.
No podemos negar que, dentro de la sociedad capitalista y patriarcal, existen discriminaciones que solo afectan a las mujeres, por ejemplo, tanto una mujer obrera como una mujer burguesa pueden sentir miedo al volver de noche a sus casas solas, pues la hipersexualización y cosificación del cuerpo de las mujeres, nos sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad.
Sin embargo, una mujer empresaria y una mujer trabajadora nunca serán iguales por el hecho de que sufran algunas discriminaciones comunes. Los intereses de las trabajadoras y de las patronas, en una sociedad de clases, siempre serán antagónicos y contrapuestos. Dicho de otro modo, las mujeres nunca serán iguales por el hecho de ser mujeres ya que se encuentran divididas en función de la clase social a la que pertenecen. Es fundamental tener presente que son las empresarias las que explotan a las trabajadoras.
De la misma manera que Marx y Engels tomaron la Liga de los Justos, transformándola en la Liga de los Comunistas, combatiendo la tesis de que «todos los hombres son hermanos”, desde una perspectiva de izquierdas, tenemos la responsabilidad histórica de tomar el discurso feminista e interpelar a nuestras compañeras trabajadoras: “¿de verdad os creéis iguales que las empresarias que os explotan, que os obligan a hacer horas extras sin pagároslas, que os emplean bajo modalidades de contratación temporal fraudulenta?” “¿Sois hermanas de quienes obtienen un beneficio empresarial a vuestra costa?”
Al mismo tiempo, se hace más necesario que nunca darle forma política a las experiencias que nuestras compañeras trabajadoras ya habrán vivido en su propia historia personal: la doble opresión, de clase y de género. La explotación de las mujeres dentro del sistema capitalista va más allá del robo de la plusvalía que generan como trabajadoras por parte de sus patrones, de hecho, la opresión de las mujeres se extiende también al control sobre sus cuerpos.
Por todo ello, las reivindicaciones feministas necesariamente tienen que ser anticapitalistas y, por lo tanto, para luchar contra el capitalismo, debemos organizarnos colectivamente, porque nuestra experiencia personal es también política.
Es por eso que hacemos un llamamiento expreso a nuestras compañeras trabajadoras para que se acerquen al Local de la Ribera, situado en C/ Santa Rosalía 18, en el Zaidín en busca de información de cualquier tipo: derechos laborales, problemas de vivienda, etc.
Os esperamos en el taller de feminismos, donde tratamos de buscar respuestas para luchar juntas contra el sistema capitalista y patriarcal que nos oprime.