Este pasado jueves 15 de septiembre Macaren Olona, exdirigente de la formación política Vox, estaba invitada a realizar una intervención en las instalaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada.
Diversos colectivos y organizaciones decidieron adherirse a la convocatoria que se realizó para mostrar el rechazo frente a los discursos de corte fascita que Olona y la formación política a la que pertenecía han estado difundiendo en todo este tiempo.
Mensajes como culpabilizar a los menores no acompañados a cargo del estado de las pensiones de miseria que tienen nuestros mayores.
Mensajes en los que cuando una familia no puede pagar el alquiler o su hipoteca y son desahuciados, callan respecto a las prácticas mafiosas que la banca y los fondos buitres han realizado todos estos años. Fondos y bancos a los que cubren, defienden y amparan porque ellos, entre otros, representan sus intereses.
Más aún, cuando a esas mismas familias no les queda otra opción que recurrir a la ocupación de una vivienda, su única respuesta y solución es plantear que no puedan acceder de ninguna de las maneras a los suministros básicos de luz y de agua, tratándolos peor que si de animales se tratara, planteando que no se puedan empadronar con todo lo que eso supone de privación de otros derechos y que se los expulse sin preocuparse de si tienen una alternativa habitacional.
Mensajes como en los que dicen defender a los pequeños productores agricolas y el mundo rural al tiempo que callan respecto a las políticas de las grandes superficies y distribuidores para fijar los precios con los que arruinan y se llevan por delante a miles de pequeños productores.
Mensajes en los que al tiempo que denuncian la subida de la inflación y lo que supone esto para miles de familias, callan, por ejemplo, respecto a la política de fijación de precios de la energía en un sistema que está hecho para beneficiar a los especuladores y capitalistas, sin decir ni media palabra sobre el hecho de que estas empresas fueran privatizadas. Nada dice esta señora ni el que fue su partido sobre la necesidad de nacionalizar las empresas eléctricas y recuperar el control estatal de los sectores productivos estratégicos.
Mensajes en los que al tiempo que hablan de paguitas, nada dicen de las millones de horas extras que todos los días los empresarios se apropian sin pagar, explotando a sus trabajadores, con contratos fraudulentos en los que lo único que protegen es el poder del empresario para explotar y extorsionar a los trabajadores.
Y podríamos seguir añadiendo más motivos como sus políticas homófobas y antifeministas, con su xenofobia y racismo. Es por ello que por estos y muchos otros motivos más, había razones más que sobradas para protestar y denunciar los mensajes de odio y antiobreros que ha estado difundiendo todo este tiempo.
Pero llegados a este punto, y tras los sucesos que se desarrollaron en la Facultad de Derecho, la Universidad de Granada (UGR) ha publicado un comunicado infame al que se le ha respondido con contundencia y claridad meridiana ante la interesada confusión que la Universidad quiere promover. A continuación reproducimos el comunicado de la UGR:
La Universidad de Granada condena rotundamente los hechos que tuvieron lugar en el día de ayer: tanto los de quienes boicotearon el ejercicio de la libertad de expresión, como los de quienes, con su comportamiento provocador hacia los manifestantes, obligaron a intervenir a la policía y dieron lugar a escenas violentas que nunca deberían tener lugar en una Universidad.
La Universidad de Granada ha luchado durante muchos años por el poder de la palabra y la libertad de expresión y así seguirá haciéndolo.
Frente a este desproposito, queremos reproducir una de las respuestas que se le ha trasladado. En este caso viene de Rubén Quirante, militante de la organización política Izar y sindicalista de Ustea, porque sintetiza muy bien lo que son los elementos centrales de los sucesos ocurridos este jueves, del actuar de la Universidad de Granada con su rectora Pilar Aranda a la cabeza, y del panorama actual:
La UGR, con su rectora a la cabeza, está perdiendo totalmente el norte. No les queda ya ni las más mínima brújula de decencia para poder analizar lo que ayer sucedió en Granada.
Lo de ayer no fue una boicot a la libertad de expresión, señora Pilar Aranda. Lo de ayer fue una concentración autorizada, convocada por la Unión sindical Estudiantil (USE) y apoyada por numerosos colectivos, para manifestarse en contra de lo que representa Macarena Olona (dirigente principal de extrema derecha en Andalucía hasta hace dos días). Parece que a la rectora de la UGR se le olvida ese pequeño detalle así como que ella es la máxima responsable de la presencia de Macarena Olona ayer.
En cambio el boicot a la libertad de expresión es lo que usted hace a diario impidiendo que los y las estudiantes y las organizaciones políticas, sociales y sindicales de izquierdas de Granada puedan hacer uso de las instalaciones de la UGR para celebrar asambleas o conferencias. Un auténtico despropósito que rompe, eso sí, con una larga tradición universitaria.
Si para usted es normal ceder espacios públicos a dirigentes políticos cuyo discurso asume el machismo, el racismo, la homofobia y la propia dictadura franquista, es su problema. Por nuestra parte asumimos algo muy distinto: esas ideas no son legítimas y hay que denunciarlas y combatirlas. Para eso hubo ayer una concentración y eso forma parte también de la tradición universitaria que usted se cree con el derecho de apropiarse.
En cuanto a equiparar a los manifestantes antifascistas con los manifestantes de extrema derecha es simplemente repugnante. Parece olvidar que los y las militantes antifascitas fueron los que acabaron con 40 años de dictadura franquista, de represión y asesinatos. No nos vuelva a equiparar nunca con una ideología cuya esencia es la opresión y la explotación salvaje mediante la destrucción violenta de las organizaciones tradicionales del movimiento obrero. No vuelva a correr un tupido velo sobre nuestra historia más reciente ni contribuya en nublarla aún más.
Se hace más necesario que nunca, organizar una respuesta unitaria denunciando la huida hacia delante inadmisible de la UGR para exigir la apertura inmediata y gratuita de sus instalaciones para los y las estudiantes que deseen organizarse así como para frenar la normalización de la extrema derecha.
Llegados a este punto, el mensaje con el que queremos terminar es con el que hemos encabezado el artículo: el fascismo, más allá de los cantos de sirena de toda esta gente, es enemigo de la clase obrera. Son los señoritos de siempre que se esconden tras la bandera y el patriotismo. Patriotismo que utilizan como último refugio de los cobardes que son.